Cierro los ojos cuando lo escucho hablar. Respiro larga y profundamente con la esperanza de calmar las inmediatas mariposas revoloteando en mi estómago y ralentizar el ritmo de mi corazón. La voz era ligeramente más profunda pero el timbre dolorosamente familiar.
Mis acciones no ayudaron mucho, pero, ¿a quién estaba engañando? Una respiración profunda no iba a arreglar el efecto que tenía en mí y la inevitable reacción de mi cuerpo. Ni siquiera los recuerdos que me atormentarían para siempre podrían evitar que mis emociones se desencadenaran con su cercanía una vez más.
Solía rezar para encontrar la fuerza para superarlo, con el dolor que el final conlleva, con el vacío en mi pecho, pero finalmente logré seguir viviendo con la pérdida de Creed Sullivan y la muerte de su hermana, Cora.
Los Sullivan habían sido la mayor parte de mis veranos en Nueva Inglaterra.
En el fondo, sabía que mi dolor por todo lo que había perdido era la razón por la que regresé…
Pero no esperaba volver a verlo, especialmente no de esta manera.