La familia de Isadora está un poco... loca. Que en realidad es normal cuando uno es hija humana de los dioses egipcios, Isis y Osiris. Tratando de vivir con sus parientes, quienes no le dan importancia a Isadora, consigue la oportunidad de ir a vivir un tiempo a los Estados Unidos con su hermano (también mortal).
Pero, a diferencia de lo que ella creía, su vida en San Diego es mucho más dramática, caótica y peligrosa de lo que pensó que sería e Isadora aprenderá que no hay nada mejor que un pequeño respiro de la familia.